jueves, 9 de octubre de 2014

I am Legend






            Pocos deportistas pueden decir que son leyendas vivientes. Y si se habla de tenis, es Roger Federer quién lleva ese título pegado en su espalda cada vez que salta a una cancha. Un jugador con una lista interminable de trofeos, récords, y que a sus 33 años mantiene un nivel competitivo que lo llevan a seguir estando en el podio mundial, actualmente en el tercer escalón del ranking y a tan sólo 500 puntos del segundo, nada menos que Rafael Nadal.
            Nació en Binningen (Suiza) en 1981, una pequeña ciudad que limita con Basilea, lugar en donde se crió y vivió casi toda su infancia junto a su padre Robert (también helvético), su madre Lynette (sudafricana) y su hermana Diana. Un niño rebelde y especialmente temperamental, que tuvo que aprender a controlar su comportamiento para crecer en el deporte que practica desde sus ocho años.
            Con su humildad y talento innato se encargó de escribir su nombre en lo más alto de la historia. Siendo apenas un adolescente lograba su primer título en Milán en 2001, y empezaba a meterse entre los grandes del tenis, consagrándose en ese momento, no por lo conseguido en la ciudad italiana, sino por lo que vendría poco más tarde en Wimbledon, cuando en aquel recordado y épico encuentro le ganó a Pete Sampras, quién venía de obtener las últimas cuatro ediciones, y donde desplegó sus primeras lágrimas de victoria, pese a que caería en la siguiente fase. Ese partido fue un aviso de lo que vendría.
             Dos años más tarde lograría su primer Grand Slam, en ese mismo césped de Londres, y allí empezaría a nacer una lista de récords que lo caracterizan. Diecisiete trofeos Majors, diez finales seguidas en los mismos y el único jugador que se coronó en cinco años consecutivos en dos de estos torneos (el de la capital inglesa y el US Open). Además ha participado desde 1999, en 64 de ellos sin falta desde el Abierto de Australia hasta el de Estados Unidos en 2014, y sigue contando.
            La última vez que el suizo estuvo en lo más alto del ranking ATP fue en noviembre de 2012, dónde otra marca única e histórica quedó registrada. Son 302 las semanas que Federer estuvo al frente de la clasificación (237 al hilo), superando a Pete Sampras, quién se había retirado con 286. Su primera aparición como número uno del mundo fue en febrero de 2004, con apenas 22 primaveras.
            Números que asombran y asustan en cierto modo, y más sabiendo que Roger sigue en buen estado físico, competitivo, y hasta temible por su juego que se mantiene a pesar de sus casi dos décadas como profesional. Cuando muchos tenistas piensan en llegar a la edad del helvético y retirarse, él aún sabe que puede ganarle tanto a un top 10 como al líder de la tabla, a pesar de que tenga cinco, seis o siete años más.
            Ahora en el Masters 1000 de Shanghái, Federer, quién ya consiguió veintitrés de este tipo de torneos, tiene la oportunidad de escribir un nuevo capítulo en su interminable y laureada historia, ya que no sólo buscará superar la barrera de los ochenta títulos ATP, sino que volverá la semana que viene al segundo escalón de la clasificación mundial, superando al español Nadal. Tras haber vencido en tres sets al argentino Leonardo Mayer, le queda un camino bastante accesible hasta las semifinales, donde podría cruzarse con Novak Djokovic.
            El serbio ante el suizo ya es un clásico moderno, un encuentro de pura calidad que no suele defraudar a los amantes del tenis. No por una enemistad que pueda existir entre ambos, sino por las marcas tan parejas que han dejado en el historial entre ellos, dónde el de Basilea lo supera apenas por una victoria (18-17). Este año se vieron las caras en cuatro ocasiones, con dos choques por semifinales (ganadas por Roger) y las restantes en la definición de Wimbledon e Indian Wells, con Nole coronándose campeón.
            Pero quizás el duelo más llamativo actualmente para los aficionados no es el del helvético con Novak, sino con Rafael Nadal, el cual para muchos podría ser la mayor rivalidad deportiva registrada en el mundo de las raquetas. ¿Por qué? No porque sea más equitativo estadísticamente (todo lo contrario), ni tampoco por tener debates poco amistosos entre ellos. Es claramente uno de los choques más antagónicos en estilos de juego, con la técnica y clase característica de Federer, y la potencia o fuerza física del español.
            Una variedad en cancha que pocas veces se puede ver, y disfrutable en cada encuentro. El diestro con su típico revés cortado y el zurdo cruzando la bola. Pero si se habla de números, Rafa está muy por encima, ya que en treinta y tres enfrentamientos ante el suizo, el mallorquín se quedó con veintidós de ellos, y por si fuera poco, hace más de dos años que el suizo no logra una victoria ante él. Algo que en cierto modo no es tanto si contamos que las veces que se enfrentaron entre 2012 y 2014 fueron siete, aunque tan sólo una quedó en Basilea.
            De todas maneras, nadie le puede quitar a Roger Federer ser un amo y señor del tenis, por títulos, por récords, por hitos, y por su capacidad para “rejuvenecer su juego”. Cualquiera que haya nacido en la década de los ‘90 o 2000, surgió con la imagen de esta leyenda como el mejor jugador del mundo, y difícilmente exista un deportista capaz de igualar la cantidad de años en los que perduró esa frase sobre este maestro.
            Y esto también lo marca la estadística. Más allá de la cantidad de semanas en las que estuvo prendido a la punta del ranking, el suizo está en el Top 10 desde 2002 y desde entonces no ha salido de allí. Por si fuera poco, es el único tenista en la historia en acumular ocho años consecutivos intercalando solamente entre el primer y segundo puesto, mientras que entre los cinco mejores se mantuvo por más de diez. Y no todo lo hizo de joven. En 2012 (edad de 31), ganó un Masters (Cincinnati) sin perder el servicio, algo que sólo él ha podido alcanzar.
            Asombra de sólo pensar que aún hay hitos de Roger sin nombrar. Es el jugador que más títulos obtuvo en Indian Wells (4), Torneo de Hamburgo (4), Halle (7), Basilea (5), Dubái (6), Doha (3) y justamente el de Ohio (5). Nada menos que tres M1000 (el alemán perdió la categoría en 2008), dos de 500 y los restantes de 250 puntos, todos reinados por un sólo jugador, al igual que la Copa de Maestros de Londres (6).
            ¿Es posible encontrar una cuenta pendiente en un jugador como él? Sí. Los Juegos Olímpicos en materia individuales están en el debe de Federer y posiblemente quedarán. Logró obtener la medalla de oro en Beijing junto a su compatriota Stanislas Wawrinka, pero no satisface a alguien que ha alguien titulado como el mejor de todos los tiempos.
            En aquella cita, el suizo cayó en los cuartos de final ante el estadounidense James Blake en dos sets y su ilusión parecía deslumbrarse. Pero su perseverancia lo llevó a volver con más fuerza a Londres 2012, dónde volvió a llegar como máximo favorito de la competencia y por primera vez pisar la definición, aunque muy desgastado por el épico choque ante Juan Martín Del Potro por semifinales, que le costaron cuatro horas y media para derrotar al argentino (el encuentro más largo de la historia).
            Ese cansancio le costó la medalla de oro, que quedará como el único escollo (de individuales) en la carrera del suizo, ya que fue derrotado en tres sets ante el británico Andy Murray, por un apabullante 6-2, 6-1 y 6-4, pagando caro el esfuerzo ante el hoy 14º de la ATP, y quedándose con la de plata, que parece tener gusto a poco. Cabe recordar que los próximos JJ.OO. son en Río de Janeiro 2016, por lo que difícilmente un tenista que a esa altura tendría casi 35 años, pueda subir a lo más alto del podio.
            Claro que poco debe importarle a alguien que ha ganado todo, se ha quedado con casi todas las coronas, ha disfrutado de casi 1000 victorias oficiales en lo que va de su carrera y es probable que consiga llegar a esa meta (le faltan 21), y lo más destacable, es que es poco común encontrar a un amante del tenis que opine que Roger Federer no es el mejor de todos los tiempos.
            No por nada fue reconocido en 2011 como el segundo ser humano más confiable y respetado del mundo, únicamente por debajo de Nelson Mandela (fallecido en 2013), lo que lo hace el deportista con mayor reputación del planeta. Esto representa, no sólo lo que ha logrado con una raqueta en la mano, sino lo que consiguió como persona, ganándose el cariño de todos los países.
            Si se pudiera hablar de perfección, Federer es lo más cerca que se puede nombrar a ese término, alcanzando todo lo que se ha puesto como meta en su vida, desde que pegó el saltó a la fama a principio del siglo. Toda una generación que vio a un tenista que superó cada momento, cada obstáculo, y sorprendió a los más de 7000 millones de habitantes, con la elegancia que lo caracteriza.
            Un destino quizás que fue escrito para él, con un padre que quería hacerlo futbolista, que lo hizo practicar en las inferiores de Basel (club de la Superliga suiza), pero que a pesar de ser hincha reconocido del club donde se crió y jugó en esas categorías, optó por ser tenista. Deportes difíciles si los hay, pero él con esa competitividad que siempre se le destacó de niño y adolescente, logró meterse en la historia de este deporte.

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