viernes, 4 de julio de 2014

Los uruguayos de Barcelona

El Pelado fue el último uruguayo en vestir la casaca de Barcelona
El fichaje casi confirmado de Luis Suárez a Barcelona se sumará a un grupo reducido de uruguayos que han vestido la camiseta del primer equipo del conjunto azulgrana, donde son once los charrúas que lograron jugar en uno de los equipos más grandes del mundo en la actualidad.
El primero de todos, el que abrió la lista en 1926 fue el mítico Héctor Scarone, considerado el mejor del mundo en la década del 20 y uno de los mejores futbolístas uruguayos de la historia. El "Mago" fue una leyenda del Club Nacional de Football, pero se lo recuerda también por sus grandes actuaciones con la camiseta celeste, con la que consiguió cuatro veces la Copa América (1917, 1923, 1924 y 1926), las dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos (1924 y 1928) y el Campeonato del Mundo de 1930. Sin embargo su pasaje por el club culé no fue el mejor y fue breve, tuvo problemas con varias de las figuras del equipo, y apenas disputó 9 partidos.
Procedente de la institución de La Blanqueada también llegó Enrique Fernández. A pesar de que este volante llegó a estar durante dos temporadas completas, sólo consiguió el campeonato de Catalunya. La Guerra Civil trancó su trayectoria en el Barça pero años después volvería como entrenador culé y logró conquistar dos ligas (1947-48 y 1948-49) y una Copa Latina. En 1950 presentaría su dimisión y seguiría su carrera como director técnico, dirigiendo entre otros al rival de todos los tiempos: Real Madrid.
Con Fernández al mando de Barcelona, llegarían a sus filas sus compatriotas Salaverry y Luis Prais. El primero apenas disputó un encuentro, mientras que el segundo jugó en tres ocaciones, siendo dos pobres actuaciones las de ambos charrúas. La cara opuesta fue Ramón Villaverde, un extremo que se adaptó al fútbol español en los años '50, disputando 322 partidos con la azulgrana y se fue muy querido por la afición. Llegó procedente de Millonarios de Bogotá, donde fue compañero del mítico Alfredo Di Stefano. Con la blaugrana conquistó dos ligas bajo el mando de Helenio Herrera, dos Copas de Ferias y tres Copas de España.
Cuatro años más tarde, Dagoberto Moll llegaría desde Deportivo La Coruña a vestir la casaca culé junto al único español en conseguir el Balón de Oro, y justamente llamado Luis Suárez. Su gran pasaje por el Depor, considerado uno de los mejores futbolistas del club, no fue el mismo que en Barcelona, quedando de lado y opacado por las grandes actuaciones de Suárez. Tras una temporada, siguió su paso por equipos como Espanyol y el Condal.
Alcides "Cacho" Silveira y el gran Luis Cubilla fueron fichados en 1962 "a peso de oro", como se dijo en aquellos tiempos y ambos defraudaron. Al Cacho, quién tenía como posición natural el lateral, le exigían que jugara como organizador. Cubilla, de los mejores uruguayos en la segunda mitad del siglo XX, no se adaptó nunca y es uno de los hechos que aún retumban en quienes lograron verlo, ya que se esperaba que también la "descociera" en el equipo español.
En 1961 se había incorporado Julio César Benítez. Interior, después centrocampista y finalmente lateral, combinaba técnica y potencia física. Sus marcajes a Gento aún se recuerdan. Su repentina muerte en 1968 a causa de una intoxicación alimentaria, pocos días antes de un partido ante el Madrid, causó una enorme consternación. Las expresiones de duelo de la afición barcelonista, que le adoraba, fueron impresionantes. A Eduardo Endériz, adquirido en 1966, le persiguieron las lesiones. De ascendencia vasca, se dice que no falló ninguno de los penales que lanzó en su carrera.
Alfredo Amarillo fichó en 1976. En su primera temporada marcó un gol al Valencia elegido por Eurovisión como el mejor del mes en todas las competiciones europeas. Solía visitar la tumba de Benítez, incluso cuando jugaba después en el Espanyol, a llevarle flores y "contactar con su espíritu".
Martín Cáceres fue el último uruguayo en vestir la azulgrana hasta el momento. El club pagó 16,5 millones de euros por el Pelado, quién apenas duró una sola temporada y no logró disputar muchos minutos. Consiguió un gol en un amistoso ante Chivas de USA y participó en la Champions League de 2008, ingresando por Rafael Márquez en el encuentro ante Basilea en Suiza donde su equipo ganó por 5 a 0. Su poca participación lo derivo a los prestamos, primero a Juventus, luego a Sevilla y tras una buena actuación en este último pasa definitivamente a Juventus, donde juega hasta el día de hoy.

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