domingo, 8 de junio de 2014

Danubio tuvo un Salvador. ¡Salúd Campeón!

Danubio venció a Wanderers en una emocionante tanda de penales, en un gran partido en el Gran Parque Central esta tarde, y consiguió su cuarto Campeonato Uruguayo.
Mucha gente en el estadio tricolor para ver la primera final en blanco y negro, que le costo 45 minutos darse cuenta, a ambos conjuntos, lo que se estaba definiendo. Tras una ida en igualdad de cero, con poco fútbol y un partido bastante cortado por parte del franjeado, se llegó a este encuentro definitivo que tuvo momentos de gran emoción, especialmente en los últimos minutos.
Sergio Blanco se bajó en las horas previas, y Alfredo Arias cambio el sistema. Tres hombres en el fondo, con carrileros por afuera, imponiendo la misma formación que el equipo rival. Salieron mejor esta vez, con pelota al piso y con buena distribución del balón, jugando en cancha rival.
Danubio, salió también con su estilo, con el mismo 3-4-1-2, pero esperando y saliendo rápido de contragolpe a través de sus carrileros, Camilo Mayada y Leandro Sosa, y el buen pie de Ignacio González.
Había pasado casi la primera media hora, y Cristóforo e Ichazo eran prácticamente unos espectadores de la final. Hasta que apareció el generador de fútbol danubiano, Nacho, cuando envió un centro al área, pasó por delante de Martiñones y en el fondo la empujó Sosa para poner la ventaja parcial.
El partido estaba dado como Danubio quería. Se cerró bien en defensa, no dejó entrar el fútbol de Wanderers y tampoco lo dejó jugar. El bohemio tuvo el balón pero no logró profundizar.

La segunda mitad arrancó con mayor dinámica en el juego. La desesperación y la ansiedad por el título pesó en los jugadores, y en ambos equipos empezarían a aparecer las duchas tempranas.
Emiliano Velázquez vio en el minuto 50 la segunda tarjeta amarilla por una falta torpe, producto quizás de la falta de experiencia y la juventud. Enseguida Ramos mandó a la cancha a Soria por Martiñones y Gastón Rodríguez entró por Díaz, reforzando la mitad de la cancha. Minutos más tarde Fornaroli le daría el lugar a Faber, quedando sin delanteros el conjunto que vistió de rojo.
A pesar de eso, la fórmula del contragolpe seguiría en pie. Salieron rápido González y Soria, donde este último no pudo conectar con Mayada y se la entregó fácil a Cristóforo, sino estaba el segundo.
El peligro era del equipo sin delanteros, porque el bohemio no podía conectar en su estilo aunque no lo abandonaría a pesar de la desesperación por el empate. Esa misma desesperación fue lo que llevó a la expulsión de Gastón Bueno, que se llevó también la segunda amonestación y tuvo que abandonar el partido.
A pesar de seguir sin profundizar, Wanderers nunca dejó de ser fiel a su estilo. Esa fórmula del buen juego que había mostrado a lo largo de la temporada, sería lo que le daría el empate agónico. En el minuto 75, Gastón Riolfo encaró por el medio, dejó por el camino a dos danubianos, recibió la pared de Albarracín y definió por debajo y cruzado.
Con el empate, la tranquilidad pasó por el Prado hasta el minuto 87. Javer Cabrera sumaría otra expulsión en el conjunto de Arias, y tres minutos más tarde Matías De Los Santos igualaría la cantidad de hombres, quedando también con nueve el equipo de Leo Ramos. Cansancio, falta de hombres para cubrir los espacios, Albarracín acalambrado y 30 minutos más de alargue.
El zurdo de la casaca 20 y Riolfo se encargarían de convertirse en las figuras del encuentro y darle la emotiva resolución a este título histórico. Volvió a agarrar la lanza Diego, apiló hombres por el camino y la gentiliza que le había dado en el primer gol, se la devolvió en esta jugada. Con su pierna izquierda, Albarracín recibió y la puso esquinada y arriba, donde Ichazo no la pudo alcanzar a pesar del esfuerzo enorme. Festejo alocado en el tejido del Parque y Wanderers acariciaba el primer título profesional de su historia.
Los últimos 15 minutos del alargue fueron de pura desesperación y emoción. Contragolpes que pudieron ser tranquilamente el tercero y la victoria definitiva, y los balones al área constantes de Danubio que no encontraban destino preciso. Ichazo se sumó al ataque en un par de pelotas quietas pero no se aprovechó.
Tres veces lo tuvo para liquidarlo el conjunto de Arias. Riolfo, Albarracín, Ramírez, todos tuvieron su oportunidad de cerrarlo pero se equivocaron, o en el último pase o en el egoísmo, quizás por la juventud, definiendo al cuerpo de Salvador, que hizo honor a su nombre.
La respuesta de esta última jugada fue otro balón al todo o nada de Danubio. Disparo desde afuera que dió en su compañero, y cayó en Mayada, el hombre que corrió todo el encuentro y no paró, por eso recibió lo merecido. Tijera en el área por encima de Cristóforo, que la vió pasar y se clavó en el segundo palo. Una final pedida, esperada y más que disfrutable para dos equipos que no nos habían dado lo mejor en la ida, pero en esta definición dejaron todo, 180 minutos de emción para una emocionante tanda d penales.

Los penales:
Gonzalo Porras gol (D), Rodrigo Pastorini erró (W), Camilo Mayada gol (D), Maxi Olivera erró (W), Nacho González erró (D), Gastón Rodríguez erró (W), Fabricio Formiliano erró (D), Federico Cristóforo gol (W), Federico Ricca erró (D), Diego Riolfo gol (W), Guillermo Cotugno gol (D), Nicolás Albarracín erró (W).

No hay comentarios:

Publicar un comentario